miércoles, 9 de noviembre de 2011

EL CIRCO LLEGÓ A LA UNIVERSIDAD PARA QUEDARSE.


Cada vez más gente practica acrobacia, tela, trapecio, malabares, figuras con aros. Cada vez son más quienes descubren los beneficios y el placer de aprender las disciplinas circenses. El circo ha cambiado mucho en los últimos tiempos e incorporó nuevas tendencias. Esta evolución se refleja en la cantidad de gente que lo practica, además de lo que aporta para la salud

En la Universidad Nacional de San Martín, existe un Departamento de Artes donde desde hace tres años se cursa la carrera Artes Circenses, dirigida por Gerardo Hochman, de la cual este año egresa la primera promoción de veinte alumnos.

Si bien no hay cifras oficiales, se calcula que son cerca de 4 mil los alumnos amateurs que practican estas disciplinas en escuelas, talleres o cursos de la Ciudad y Gran Buenos Aires. Un fenómeno que también crece en el resto de las provincias.

Desde 2009 estudiar circo de manera profesional es posible, y no sólo en la UNSAM, sino también en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Actualmente la cursan 52 alumnos.

El título que se obtiene es el de artista de circo. Se cursa durante cuatro años y requiere de 24 horas semanales, más ocho horas de práctica.

Los que eligen profesionalizar su vocación circense deben cursar –en la UNTREF– materias teóricas como Historia del arte, Historia del circo, Anatomía, Biomecánica, Comportamiento motriz, y materias prácticas como Acrobacia, Malabares, Danza clásica y contemporánea, Creación y diseño de obra, entre otras.

La convocatoria fue creciendo cada vez más hoy todos los y actualmente todos los ingresantes hacen audiciones.

Están también quienes aprenden estas técnicas de manera amateur. En el circo confluyen placer y actividad física, lo expresivo y lo social.

En los más chicos tiene que ver con una formación motriz, y en los adultos, es una actividad física que sostienen disfrutando.

El circo ya no es una moda, llegó para quedarse.

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